El Dr. Martin Luther King, Jr., nació en Atlanta, Georgia, el 15 de enero del 1929. Desde niño, el estudio en escuelas segregadas, incluyendo cuando obtuvo su primera Licenciatura en Artes (Bachelor of Arts) de Morehouse College en el 1948. En el 1955, el obtuvo su doctorado en Estudios de Teología en Boston University. El venía de una familia muy cristiana y sus valores cristianos fueron inculcados desde niño.
El Dr. King y su esposa, Coretta Scott King, tuvieron 4 hijos. A los 35 años le otorgaron el Premio Nobel de la Paz. Este premio sigue siendo muy prestigioso y viene con un valor monetario.
El Dr. King fue una de las personas más influyentes en la política y vida social de los Estados Unidos en el siglo veinte, y tal vez en el mundo. Lamentablemente, el 4 de abril del 1968, él fue asesinado por un hombre racista.
Como líder del “Southern Christian Leadership Conference, (SCLC),” el Dr. King luchó para terminar con la discriminación racial, por medio de: huelgas, inscribir a personas para ejercer el voto, protestas contra leyes injustas y discursos. En sus discursos más famosos, “I Have a Dream (1963),” y otro titulado “Love, Law and Civil Disobedience (1961),” el Dr. King habla de luchar por la libertad y, protestar contra las injusticias sin violencia, en todos los sectores de la sociedad, hasta que algún día todas las personas puedan ejercer los mismos derechos civiles, a un nivel de igualdad, como manda la 14 enmienda de la Constitución de Los Estados Unidos.
Y, para poder lograr estos objetivos, el Dr. King utiliza sus enseñanzas bíblicas, por ejemplo, luchar con paz y resistir sin violencia. Con este precepto, la resistencia sin violencia, Cristo Jesús nos instruye, “no resist[as] al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra … para que sea[] hijo[] de [n]uestro Padre que está en los cielos.” San Mateo, c. 5, versos 39, 45, Nuevo Testamento, Reina Valeria, 1960.
A base de sus enseñanzas bíblicas, el Dr. King expuso que, en el proceso de sufrir una cachetada o un macanazo, sin resistencia alguna, habrá un crecimiento para el agresor, porque su consciencia se le despertará al reflexionar en el acto de violencia que ha cometido.
Simultáneamente, la persona agredida se transformará por medio de la redención (liberación). Esta dinámica entre el agresor y agredido cambiará la situación política y social.
El cambio no vendrá la primera o segunda vez que esto ocurra, sino cuando estos actos de violencia e injusticias sucedan sucesivas veces, el individuo y/ o la sociedad colectiva, tendrá que reflexionar y reconocer las injusticias que comete contra una persona racialmente diferente a la suya o grupo racial diferente al suyo.
Además, este precepto bíblico nos enseña que Dios nos creó a su imagen, por lo cual, cada ser humano tiene algo de bien, lo cual hará que pueda discernir entre el bien o el mal.
Se lograron grandes cambios en esta sociedad a través de los esfuerzos de todas las personas que lucharon en el movimiento por derechos civiles. Por ejemplo, en el 1896, en el caso Plessy v. Ferguson, la Corte Suprema de Los Estados Unidos aprobó la segregación racial en el sector público, siempre que el servicio provisto a las personas afro-americanas o de color fuese separado e igual.
Sin embargo, en el 1954, a través del movimiento por derechos civiles, en el caso Brown v. Board of Education of Topeka Kansas (1954), la Corte Suprema de Los Estados Unidos prohibió la educación segregada en escuelas públicas a base de la raza o color del estudiante. La Corte Suprema concluyó que la calidad de la educación provista a los estudiantes afro-americanos no era igual y, que este tipo de educación causaba todavía más daño, con sentimientos de inferioridad, a los niños afro-americanos o de color.
Antes de la decisión jurídica de Brown, la segregación de las razas en este país existía en todos los sectores de la sociedad, incluyendo la educación, la medicina, el ejército, la transportación, las viviendas, los hoteles, los teatros, los parques, los baños, los restaurantes, los cementerios, los hospitales, los manicomios, y más lugares.
Gracias al Dr. King, y todos los activistas comprometidos que lucharon junto a él, hoy disfrutamos de una libertad cívica a un nivel de igualdad más amplia que nunca en la historia humana. Por esta razón es muy importante preservar su legado y seguir luchando por nuestros ideales y todas “las bendiciones de libertad para nosotros y nuestra posteridad,” dice el preámbulo de la Constitución de Los Estados Unidos.